"Hay que poder contemplar un cuadro como se contempla la naturaleza. Plante usted un cuadro en la naturaleza, entre los árboles, los arbustos,
las flores. El cuadro tiene que encajar, no ser la nota falsa. Se tiene que acomodar a la naturaleza, ser como una prolongación suya. Acomodarse, por muy "inventado" e ilógico que parezca."
Marc Chagall
La esencia del jardín está, desde mi punto
de vista, en ser el resultado de la compleja relación que los humanos establecemos con la naturaleza. Relación que pasa por la admiración, unas veces, por la indiferencia, otras, o por querer convertirnos en pequeños demiurgos creando
espacios que compitan en belleza con las de la madre naturaleza. Y siempre por caminar y caminar.
Pero
el jardín es, además, según Santiago Beruete, en Jardinosofía, “una obra de arte viva dotada de una compleja simbología, un artefacto cultural y una sofisticada
creación intelectual…” Los seres humanos manipulamos y transformamos la naturaleza con la ambición de embellecerla, de adornarla, de someterla,…Por nuestra fecunda imaginación pasa la idea, incluso, de intentar
colaborar con ella para concebir manifestaciones artísticas. Pero la relación entre arte y naturaleza es biunívoca, queremos intervenir en la naturaleza para convertirla en arte y, además, debemos integrar nuestras obras en
su seno para que sean artísticas. Las obras de arte aspiran a ser una prolongación de la naturaleza, en palabras de Marc Chagal “tenemos que plantar el cuadro entre los árboles, los arbustos
y las flores” y tienen que encajar por muy ilógico que parezca.
Esto, plantar
cuadros y esculturas en la naturaleza, es los que he intentado hacer Agustín Ibarrola pintando la corteza de los troncos de los pinos de monterrey del Bosque de Oma, en la reserva de la Bioesfera
de Urdaibai (Vizcaya), con formas geométricas, franjas de colores y siluetas humanas y animales. Este artista jalona con sus pinturas un circuito de varios kilómetros que invitan a caminar, a pensar y mirar la pintura con los pies. Algunas de
las imágenes solo se pueden ver desde determinados puntos, otras veces las formas de unos troncos se unen con las de otros formando imágenes que parecen jugar y moverse, como dice el poeta José Corredor Matheos parece
que “ las manchas compongan en algunas ocasiones unas figuras esquemáticas que parecen esconderse o correr entre los árboles”
En la provincia de Orense, en el Bosque de O Rexo, Ibarrola lleva a cabo una intervención más amplia. Pinta las cortezas de los árboles
y rocas de granito y pizarra, íntegra de esta forma, pintura, escultura y jardinería. Cuando se integra arte y naturaleza, como en los bosques de Oma y O Rexo, las pinturas evolucionan, cambian y se transforman como lo hacen los propios árboles.
Por esta razón es preciso cuidarlas con el esmero que se cuida el jardín.
Ibarrola
es también capaz de crear jardines sobre árboles muertos, para darles nueva vida, como hizo pintando los troncos de olmos afectados por grafiosis de Salamanca y componiendo el grupo del Bosque Encantado, o
alzando desechadas traviesas de las vías del tren como si fueran otra vez árboles reencarnados en divinidades como hace en el Bosque de los Totems de la estación Principe Pio.
Agustín Ibarrola tiene el honor de ser el primer jardinero de mi nueva sección Jardines y jardineros, es el campeón
uniendo naturaleza y arte para crear jardines en los que sumergirse y caminar tras la huellas del genio andarín del jardín.