Las notas del saxo de Miguel Fernandez, del piano de Xan Campos, del contrabajo de Damian Cabaud y del batería Carlos
Falanga acariciaron mi sensibilidad y me permitieron vivir un instante pleno que hizo olvidar el viento y el frío de la noche y los sinsabores del día. Miguel Fernández se presentaba en el escenario del CCAI de Gijón, ayer
día 22 de marzo, como parte fundamental de un cuarteto que brillaba igual por las cuatro esquinas.
En una esquina, al piano Xan Campos que hace dos años presentó en esta misma sala su trabajo Ectropía realizado con otros músicos. Si entonces dije que era una propuesta en la que se espera que
los sonidos busquen su orden como elementos de la naturaleza, que escuchando se cuela el bosque, los arroyos, las piedras y el aire libre en la sala y que evocaba a Erik Satie (Gymnopedie, Nocturnes) y al minimalista Michael Nyman, ahora lo repito.
En otra esquina Damian Cabaud, lo escuchaba por primera vez, pero me cautivó, es magnífico pulsando las cuerdas de su contrabajo
y aporta originalidad y frescura cuando toca con el arco, ese instrumento tan grande y que tantas veces pasa desapercibido.
Carlos Falanga,
en la tercera esquina, estuvo comedido y brillante en la batería acompañando a sus compañeros y en algunos solos.
Miguel
Fernández, el líder de esta formación, demostró su dominio del saxo, en sus versiones tenor y soprano. Estuvo en su esquina cuando brillaban sus compañeros y en el centro cuando tenía que ocupar su puesto. El resultado,
cuando tocan estos cuatro músicos, da como resultado un coctel complejo, con resonancias del bop, con evocaciones líricas y de la naturaleza y, ademas, con unas notas minimalistas.
No he encontrado en yuotube a los cuatro músicos juntos, por eso propongo escuchar a Miguel Fernández con Xan Campos y Damian Cabaud. A la batería David Xirgu y Julián
Sánchez a la trompeta. Y espero que escucheis a Damian Cabaud pulsando las teclas con los dedos y acariciándolas con el arco. ¡Que aproveche!