Mientras, se remasterizan y reeditan las viejas grabaciones para que suenen y parezcan nuevas; y parte de la música con un sonido más novedoso es la que más
saturada de pasado está. Las ideas de adelante y atrás, la noción de pasado y presente, de sueños viejos y nuevos, comienzan a fundirse entre sí al crepúsculo de un perpetuo mediodía.”
Geoff Dyer
El jazz es una música que habla una y otra vez de sí misma,
que se reinterpreta y se comenta en una espiral infinita, cada intérprete quiere ofrecer su visión de los intérpretes y creadores que le precedieron para crear algo nuevo a partir de la tradición. La música de jazz es innovación
continua desde la fuerza impulsora de sus orígenes. Dice Geoff Dyer “que probablemente todos los músicos del planeta han tocado “Round Midnight” de Thelonious Monk; cada nueva versión la pone a prueba,
descubre si todavía puede hacerse algo con ella”, es una especie de critica realizada en el acto de tocar. De esta forma el papel de los críticos se queda en la descripción de las circunstancias, donde se tocó, con
quien, cuando se grabó un disco,…
Tener un estilo y un sonido inconfundible es un
requisito imprescindible para ser alguien dentro del mundo del jazz. Para conseguir ese estilo se comienza intentando sonar como otro. Dizzy Gillespie, rememorando sus inicios dijo: “todos los músicos se basan en alguien anterior y, con el
tiempo, acumulas suficientes rasgos propios en tu forma de tocar y creas tu estilo”. Se llega al extremo de que, como ha planteado Harold Bloom, algunos “logran un estilo que capta y extrañamente conserva una prioridad sobre sus
precursores, de modo tal que la tiranía del tiempo casi resulta trastornada, causándose la sensación, durante unos pocos momentos asombrosos, de que son ellos los que son imitados por sus antepasados”. Lester Yunng puede parecer
que está influido por Stan Gretz, cuando es él quien se lo debe todo. El mundo del jazz es como un río al que llegamos en un punto determinado y, seducidos por el sonido de sus aguas, emprendemos un viaje contracorriente hasta su
nacimiento.
Y por
si esto fuera poco, cada músico no forma parte de un grupo cerrado, toca con distintas formaciones, es una especie de trabajo flexible que permite crear un número casi infinito de combinaciones que dan lugar a un nuevo sonido colectivo que multiplica
las posibilidades creativas dando saltos de vértigo al unir a músicos geniales que tocan distintos instrumentos o a interpretes del mismo instrumento de distintas generaciones.
Además los músicos han tenido que tocar siete noches a la semana, varias sesiones por noche, creando e improvisando sobre la marcha. Para salvar la situación
tocan sobre seguro utilizando fórmulas probadas y trilladas, pero la exigencia de improvisación constante hace que los artistas de jazz estén en perpetuo estado de alerta creativa y con predisposición a inventar, tocan llamando
a gritos a las musas de la inspiración. Una noche, la interpretación de uno de los integrantes de un cuarteto puede elevarse y arrastrar la actuación de todo el grupo haciendo vivir ese momento sublime también a los espectadores:
se siente como la música es algo que está pasando.
Esa sensación de estar dentro
de lo que está pasando se produce cuando estamos en esa espiral que hace que el jazz más progresista sea el que tiene los oídos en el pasado que se interpreta ahora para proyectarse al futuro.