Estamos viviendo un verano tan poco brillante, tan empolvado y desanimado que necesitamos una gran dosis de belleza y de arte para darle algo de lustre.
El sol luce en el cielo, en las noches la luna brilla, las estrellas se encienden y llueven sobre nosotros. Tanta maravilla no nos basta para contrarrestar los efectos de una realidad tan anodina y opaca, necesitamos algo más.
Yo tengo una idea. Organizaremos un ciclo de cine de verano para disfrutar del jazz a través del séptimo arte.
Podemos comenzar
por Ragtime (1981) de Milos Forman y tomar contacto con una de las músicas de a principios del s. XX que están en las raíces del jazz. Para después ver Cotton Club (1984) de
Francis Ford Coppola ambientada en los años veinte, en el mundo de uno de los clubes más importantes de Nueva York. A continuación podemos ver cintas basadas en la vida de algunos grandes de este género musical. Clint Eastwood rinde
homenaje a Charlie Parker con Bird (1988). Round Midnight (1986) de Bertrand Tavernier, director francés heredero de la nouvelle vague, presenta a un personaje
en el que se mezclan las personalidades de los saxofonistas Lester Young, Bud Gordon y el propio Dexter Gordón que interpreta el papel. Woody Allen, a través de un guitarrista americano imaginario, ensalza la figura del guitarrista belga
Django Reinhardt, en Acordes y desacuerdos (1999). Spike Lie en Mo Better Blues (1990) presenta su visión del jazz a través de un trompetista interpretado por Denzel Washintogton.
Por otra parte, contamos con bellísimas bandas sonoras llenas de jazz. Lous Malle encargó a Miles Davis la música para Ascensor
para el cadalso (1987) y otra de sus películas, Milou en mayo está firmada por Stephane Grappelli, uno de los violinistas más destacados del jazz. Woody Allen crea una atmósfera especial
en su filmografía a través de la música, o mejor dicho, a través del jazz anterior a los años cuarenta.
Podemos
terminar el ciclo con dos documentales. En primer lugar Thelonious Monk: Straight, No Chaser que Clin Eastwood produce para este gran pianista mostrando su última gira europea y dirigida por Charlotte Zwerin. Y Calle
54 (2000) de Fernando Trueba con el mejor jazz latino.
Un amigo me indica, muy acertadamente, que Trueba (acompañado de
Mariscal e Ignacio Martínez de Pisón) dirigío en 2010 la película de animación Chico y Rita en la que se recrea el amor de los dos jóvenes y su pasión por el mundo del jazz
en la Cuba de los cuarenta y cincuenta. Sin pensarlo más se incluye en el programa.
Con estas películas y algunas más
que podemós ir añadiendo, las noches de cine al aire libre, con estrellas o cubiertas de nubes, se pueden llenar de sonidos y de imágenes para hacer brillar la vida. Las proyecciones serán en mi jardin. !Os espero¡