Las calles de ciudad nos cuentan muchas historias si prestamos atención. Nos hablan del medio natural, a través de fuerza y la dirección
del viento, del sol y la sombra, de la lluvia, de las pendientes, de los árboles y flores, de su luz y sus colores, de las panorámicas que abrecen como balcones abiertos a la campiña circundante, al río, a horizontes marinos…
Unas calles tienen muchos años y han sido recorridas por multitud de personas a lo largo del tiempo y otras acaban de nacer al ritmo que crece la población y la superficie edificada. Las hay que están franqueadas por edificios que lucen
orgullosos su abolengo y hablan del poder que albergan sus dependencias, las hay con edificios modestos pero plenos de vida. Hay calles que están llenas de personas que las recorren a ritmo de paseo. Otras que estas repletas a una horas y se quedan
vacías y olvidadas a otras. Son las calles corredores que nos llevan y conducen a lugares y a personas inesperados.
Las recorremos a diario, las utilizamos para organizar nuestros itinerarios, para componer nuestros caminos y pocas veces nos preguntamos por las causas que nos impulsan a preferir unas a otras, pocas veces las miramos con atención,
con respeto y admiración hacia el patrimonio cívico que materializan. Disfrutar de la vida pasa por disfrutar de la ciudad en la que se desarrolla, por prestarle atención a las cosas de las que nos habla, por intentar comprenderla y por
cuidarla y mejorarla a través de lo que nos cuenta. Disfrutar de la ciudad pasa por estar orgullosos de ella.
Los nombres de las calles, los cambios que han ido experimentando son una fuente de información rica para prestar atención a nuestra ciudad. Por ejemplo en Gijón, las calles nos dicen cómo creció la
ciudad, nos hablan su desarrollo económico, de los avatares históricos, de las peculiaridades de cada una en distintos momentos, de los temas que les gustan a los vecinos, de personajes ilustres. Cuantas historias nos quieren contar Tránsito
de las Ballenas, Fundición, Schulz, Contracay, Fábrica de Loza, Libertad, Corrida, La Argandona, Carlos Marx, Camino de las Violetas, Espaciosa, Marqués de San Esteban, Muralla, Rosario de Acuña…
Si prestamos atención a los nombres de las calles, si conseguimos entender sus susurros, podemos conocer mejor nuestra ciudad.
Y ya sabemos que se quiere lo que se conoce, que se cuida lo que se valora y aprecia. Vamos a contribuir a dar brillo a nuestra ciudad, a Gijón, escuchando e indagando en lo que nos muestran y contándolo. Podemos ser el altavoz de las calles
que hablan.