El Bosco, pintor flamenco, vivió entre 1440-1516. Es muy poco probable que hubiera visto con sus propios
ojos un drago, pero sin duda, es para él un árbol muy especial con naturaleza divina. En Europa no había ningún árbol parecido, y las Islas Canarias estaban muy lejos, eran una tierra legendaria.
Aunque las islas eran conocidas en la antigüedad, fueron olvidadas y no estarán presentes en historia
hasta el s. XIV. La conquista del archipiélago comienza en 1402, fue un proceso largo y difícil, hasta los tiempos de los Reyes Católicos no se consigue la isla de Tenerife. Flandes formaba parte del mismo imperio que Las Canarias,
eran dos lejanos destinos del imperio español, y cabe pensar, que llegaran a oídos del pintor relatos sobre esas lejanas tierras y descripciones de su paisaje y vegetación. De unas tierras que separadas por la inmensidad marina se percibían
como un paraíso terrenal.
En su tríptico del Jardín de las Delicias,
en el panel de la izquierda que representa el Paraíso, aparece el drago al lado de Dios. El dradó esta vinculado al Jardín de las Hesperides de la antiguedad y al Jardín de las Delicias desde que El Bosco lo pintó en el paraíso.