Ángeles Carbajal ha publicado recientemente Quedar a solas, un libro escrito para
confrontarse con cuestiones existenciales que es urgente abordar cuando mueren personas muy cercanas y queridas.
Ella compone a solas, completamente a solas y hallando compañía en las palabras escritas por poetas que se van dando relevo a lo largo de la historia. De Homero y Lucrecio a María Zambrano
y Claudio Rodríguez pasando por Calderón de la Barca y Years. A solas componiendo un texto que se reescribe indefinidamente cuando nos vemos ante acontecimientos que nos superan. Esto es lo que
hace Ángeles Carbajal en su último poemario, escribir con el alma envuelta en soledad y llena de añoranzas. Busca el sentido de lo que ignora y de lo que sabe sin saber para qué:
Yo sé que se levantan los puentes
para que pasen las tardes,
yo sé que se pone el sol
para que la vida piense,
pero no sé
por qué ni para qué
lo sé.
A solas teniendo un pasado por delante para buscar hacia atrás el sentido de la vida presente y
futura como hace Proust. Y buscando los sentimientos depositados en la memoria que nos han ido atravesando y transformado para componer con ellos versos que se envían al aire:
Cartas sin destino nuestras horas,
indescifrables aunque ciertas,
y nadie las espera.
A solas buscando consuelo en la poesía y regalándoselo, con generosidad,
al alma desolada que lee sus poemas y busca descifrar el sentido de la soledad y la pérdida en las la naturaleza de las cosas:
Leer las despojadas ramas del rosal
a principios de enero,
cortar un puñado de días de niebla
y
ponerlos en un vaso.
Otro poeta que me remueve, Joan Margarit, dice que la poesía tiene poder de consolación: “la poesía sirve para introducir en la soledad de las personas algún cambio que proporcione un mayor orden
interior frente al desorden de la vida”. Ángeles Carbajal, sola, pero acompañada de infinitos versos, consigue con sus poemas este objetivo de forma brillante. Hace de la poesía una herramienta para gestionar
su dolor y su tristeza. También mi tristeza y la de otros muchos lectores. Como ella dice en la contraportada de este poemario, es "un canto desolado pero canto al fin y al cabo”. Un canto que es de todos como es de todos la soledad. Gracias Ángeles
por estas páginas de consuelo.