De la misma forma que un libro lleva a otro libro, una fotógrafa me ha llevado a otra. Después de conocer y disfrutar de las composiciones
de Pilar Pequeño, me he encontrado con otras fotografías fascinantes. Se trata de Leticia Felgueroso (Madrid, 1963), parte de su obra se expone estos días, bajo el título La
cueva de los fresnos en la Galería Bea Villamarín de Gijón.
Leticia Felgueroso estudió Bellas Artes porque le gustaba pintar, pero descubrió la fotografía en las aulas
y se quedó cautivada por las posibilidades de expresión artística de la fotografía, una modalidad técnica que le permitía experimentar con el color y con las imágenes. Colaboró con Ouka Leele y
con Ana Laura Aláez. De las dos aprendió mucho, le permitieron conocer el ámbito de la fotografía profesional y el mundo del arte, fueron, además, para ella modelos de mujeres libres.
Le gusta hacer fotomontajes en los que presenta
objetos descontextualizados, como un sillón o una lámpara de lectura en un bosque, creando una realidad paralela llena de sugerencias y lecturas. Cuando pasa de la fotografía analógica a la digital consigue derribar muchos de los
obstáculos que encontraba para crear sus obras, ahora las posibilidades son casi ilimitadas, lo que no puede conseguir a la hora de hacer la foto lo consigue con el trabajo de posproducción.
Su producción es muy variada desde el punto de vista temático. Paisajes
urbanos de Madrid, especialmente de la Gran Vía, con encuadres curiosos y distintos tipos de luz, coloreados de forma que nos hallamos ante una ciudad embellecida. Retratos surrealistas como Nube en bandeja, cubistas como Músicos y
otros que dialogan con distintos estilos y pintores de la Historia del Arte. Bodegones con plantas, flores y frutos que presentan un jardín en una mesa. Esferas de vidrio que reflejan plantas, algas, o fragmentos de pinturas como las que reflejan la
obra de Sandro Botticelli Escenas de la historia de Nastagio degli Onesti que se encuentra en el Museo del Prado. Libros abiertos de los que nacen plantas como La invención
de la naruraleza, o fragmentos de pinturas que aparecen entre sus hojas. Paisajes de bosques con elementos inesperados. Fotomontajes que parecen pinturas como el que titula Lectora sacando de su habitación
a la Santa Bárbara de Robert Campin del renacimiento flamenco.
Algunas fotografías de Leticia Felgueroso me traen a la mente los poemas visuales de Joan Brossa. Otras, las pinturas
de René Magritte. Me conquista el dialogo que establece entre fotografía y pintura, pinta y llena de colores los paisajes y los bodegones. Y, también, entre fotografía e historia
de la pintura, introduciendo figuras y paisajes de obras clásicas en sus composiciones y haciendo un homenaje a Antonio López en muchos encuadres de La Gran Vía y a Edward Hopper en
otras obras urbanas.
Podríamos
decir que las creaciones de Leticia se fundamentan en una doble dialéctica, por una parte, entre naturaleza y acción humana, y por otra, entre fotografía y pintura. Y, como si esto fuera poco, están llenas de sugerencias y misterios
que desvelar.
La
cueva de los fresnos nos espera en la c/ San Antonio con fotografías en gran formato que parecen pinturas. Podemos después continuar el viaje en www.leticiafelgueroso.com