La pasión por el arte japonés se desató a finales del siglo XIX en Europa y especialmente
en París. Inspira a pintores, escritores y al mundo artístico en general. Claude Debussy también se dejó arrastrar por esta pasión y quiso que se ilustrara la cubierta de su sinfonía La
Mer (1905) con La gran ola de Hokusai. En este grabado no solo encontró una imagen hermosa para el tema de su sinfonía, en realidad, era toda una explicación
filosófica y estética de la concepción de su música.
Desde el planteamiento
del músico, el mar es una parte de la naturaleza. Los fenómenos naturales se producen por entrelazamiento sutil o encadenamientos que pueden ser azarosos a los que damos nombres: rosa, lirio, azucena. Estos encadenamientos se pueden representar
en el arte a través de movimientos circulares que se unen formando arabescos.
Los arabescos
se utilizan con una finalidad ornamental que tiene por objeto representar la esencia de naturaleza, sus formas originarias. Es una forma intelectualizada de representar la realidad buscando su fundamento, dando primacía a lo ornamental sobre la representación
naturalista de lo que el ojo ve y el oído oye. La esencia está en el arabesco, no está en la rosa, en el lirio o en la azucena. Encuentra, aquí,
un punto de encuentro con el arte islámico y de desencuentro aparente con Adolf Loos que por aquellos años equiparaba, en un ensayo, ornamento y delito, pero que construye el tejado de la villa Steiner como una gran ola y utiliza con sutileza las curvas, tanto en arquitectura como en el diseño de muebles, como podemos
ver en este enlace http://www.cosasdearquitectos.com/2014/05/villa-steiner-adolf-loos-y-la-arquitectura-racionalista/.
Los arabescos, las lineas
curvas y las espirales están dentro del repertorio de motivos ornamentales que muestra el arte japonés. En la pintura japonesa los paisajes eran temas secundarios
en la composición, hasta que Hokusai los trata por sí
mismos y consigue convertir la estampa de paisaje en un género que contribuye a alimentar la pasión de los japoneses por la naturaleza y a otros artistas, como Hiroshige, a cultivar el paisaje. La gran ola forma parte de la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji, terminada por Hokusai en 1834. Representa el volcán desde distintos puntos de vista, encuadres y condiciones meteorológicas. La tempestad en el mar es el mejor símbolo para presentar la grandeza de la naturaleza. Una poderosa
y destructora ola, dibujada con líneas curvas, con arabescos. No es de extrañar que fascinara a Debussy y a los pintores franceses. Estos últimos, vieron que era posible pintar el instante. El músico vio como simbolizar su idea de la música y de la naturaleza en la cresta de la ola embravecida y en la
insignificancia de los pescadores luchando con la tempestad.
La pintura y la música están
más cerca de la naturaleza que otras formas artísticas. Debussy llegó a decir que la música consiste en colores y tiempo ritmado. Los impresionistas pintan a plein aire, inmersos en
la atmósfera; los puntillistas, caminan hacia el hallazgo de átomos materializados en la descomposición de los objetos y el cielo en puntos de color. El tiempo ritmado no se refiere al tiempo de reloj, sino al tiempo meteorológico
vivido con los ojos de la poesía. El ritmo es la lluvia, el viento, las nubes, las borrascas, el cielo despejado,…De ahí su interés por expresar la música de las nubes y de los nocturnos. Aunque será en
el mar donde encuentra la metáfora más pura de la naturaleza. Ese mar que se dibuja con arabescos que fluyen hasta el infinito en busca de un orden armónico. Arabescos que se pueden reducir a partículas elementales cada vez más
pequeñas. Arabescos que se mecen con sensualidad. Con estas ideas crea, en palabras de Eugenio Trías, esa música tan gradual, tan sensual que nos balancea en un arco iris que se
traza entre lo bello y lo siniestro.
La música puede llegar a lomos de arabescos y curvas
a la esencia de la naturaleza. La pintura puede acercarse plasmando el cielo y el mar. Debussy vio que La gran ola de Hokusai está hecha de arabescos que dibujan
la música de la naturaleza.