“Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía
desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos
escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó,…”
Borges, El alehp
El alehp ese
espejo que se refleja en otro, que se refleja en otro, y en otro, y en otro, hasta reflejar todos los espacios en todos los tiempos, es el sueño de internet. Un sueño a penas esbozado, pero que se materializa, poco a poco, y a grandes saltos,
trastocando las coordenadas cimentadas sobre la percepción de nuestra percepción y sobre el discurrir de nuestras vidas.
Borges
intuía que el siglo XX, con sus avances tecnológicos, dejaba entrever ese espejo que estaba descrito en tantas obras de la literatura universal y del arte. ¿La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares,
ese deseo de poder interactuar y vivir dentro de una grabación, no es una intuición de las posibilidades que hoy nos abre internet? Desde los albores del siglo pasado y desde una torre de libros y noticias de invenciones, hombres como Borges
y Bioy, intuyeron la trascendencia de algo que comenzaría a erosionar los cimientos de nuestra manera de relacionarnos con el mundo y con nosotros mismos.
El tiempo y el espacio dentro del espejo de internet pierden rigidez, se hacen plásticos hasta casi desaparecer. El espejo nos dice que puede mostrar todos los lugares, los escenarios de todas las vivencias, que dentro tiene el tiempo
condensado bailando con el espacio fundido. Es la metáfora de una realidad en la que se va haciendo evidente la necesidad de revisar nuestra manera de pensar y nos abre a comprender las limitaciones de las coordenadas espacio- temporales.
Pero no debemos subestimar el poder del espejo para hacernos olvidar lo que está fuera y prestar atención solo a su reflejo. El espejo
nos secuestra en el jardín de los ecos de la diosa Fama descrita por Virgilio en las Metamorfosis y recreada recientemente en The House of Rumor de
Robin Robertson.
El jardín de los ecos es la gran obra de Fama, un vergel lleno de atractivos pero creado por una potencia monstruosa.
Descrita como un ser con alas y pies, con múltiples ojos, orejas, bocas y lenguas, por tanto con gran capacidad receptora y emisora de noticias. Es una mensajera veloz que trae y lleva sin distinguir la verdad de la mentira, la credulidad y el error,
la alegría y los temores. Dice Virgilio que nunca duerme, que oye todo lo que se habla, que su jardín es un vocerío infinito y simultáneo donde es muy difícil determinar el origen de algo.
Vivir en el jardín de los ecos sin estar secuestrados por el espejo es una tarea difícil, casi una misión imposible, pero ¿existe algo más
hermoso que el jardín? Solo necesitamos un mapa para movernos dentro del laberinto, para que los espejos no nos impidan caminar.