-Pero entonces oí las pisadas del Unicornio, y oí como aplastaba las hojas del bosque bajo las pezuñas…
-Los Unicornios no hacen ruido, ni dejan huellas, ni aplastan hojas...
-Pero lo vi: vi como echaba a correr…Y desaparecía. ¿Volveré a ver al Unicornio?
Mi
mamá me mima. Con esa frase, uniendo esas sílabas e identificando esas letras empezaste a leer. La emoción de esta frase fue, también para mí, el impulso para adentrarse en el mundo de las letras y los libros. Los labios
juntándose para hacer las emes eran como los besos de mi mamá y me llenaban de emoción y cariño. Las letras tenían el poder de evocar los sentimientos y de recrearlos en cualquier momento. Decubrimos que habia otra dimensión
dentro de los libros. ¡Eso era magia!.
La experiencia de la lectura te mostró que en la realidad hay dos planos: el sensorial
y el de la fantasía que se puede construir con las letras que forman las palabras de los libros: lo que vemos y el Unicornio.
Escuchaste
los primeros cuentos de las voces de los que te rodeaban, luego compruebas que las historias estaban dentro de los libros que te leían, hasta que los puedes leer tu sola y descubres todas las posibilidades de sumergirse cuando, como y cuanto tiempo
desees. Esa expedición entre las páginas de los libros es una gran aventura, te permite descubrir que eres escritora. Desde entonces tu vida es la literatura, hay muchas historias que contar, mundos en los que la alegría y el dolor se
mezclan, como la realidad y la fantasía, la amargura y la magia, la inocencia y la crítica.
Hace mucho, mucho tiempo que no leo
ninguno de tus libros, pero siempre ha sido un gran placer empezar, sumergirse y terminar tus historias. Paraíso inhabitado ha sido el último. Estoy deseando releer Olvidado rey Gudú
y Aranmanoth y La torre vigía, y…quiero revivir esos cuentos que prolongan y engrandecen los cuentos de Andersen, de los hermanos Grimm y de Perrault,. En el fondo soy la niña que quiere
escuchar de tu pluma los cuentos de reyes, jóvenes audaces, bellas y sabias mujeres, brujas y hechiceros una y otra vez. Mi mamá me mima y yo le pido: cuéntame ese cuento otra vez. La infancia no termina nunca.
Espero que Gudú, Ardid, Aranmanoth y Windumanoth te ayuden a cruzar la Laguna Estigia: págale la travesía a Caronte con un cuento para que te lleve a esa
orilla del paraíso colmada con los mejores momentos de tu infancia. Estoy segura de que encontrarás el Unicornio.
Desde mi jardín
te mando un beso mientras leo como si fuera la primera vez Olvidado rey Gudú.