Desde los tiempos de Freud se habla del orgasmo femenino y se distingue entre orgasmos vaginales y clitorianos, siendo el vaginal el más completo
y maduro de los dos. Más tarde se buscó el punto donde se produce el placer dentro del conducto vaginal y se le llamó punto G. Se daba por supuesto que, efectivamente, existían dos tipos de orgasmo. Pero la historia no termina aquí,
se descubrió que el clítoris no se reducía a su parte visible, sino que era un órgano más grande que se podía estimular desde la vagina durante el coito, su parte externa era solo una mínima parte
del total.
¿Pero cómo se explica que todas las mujeres tengan clítoris y vagina y no todas sientan los dos tipos de orgasmos?
¿Y cómo evitar que muchas mujeres se sientan culpables de no sentir orgasmos vaginales? Las investigaciones han seguido pero las respuestas no son terminantes, existen diferencias fisiológicas que pueden conducir a una explicación.
Desde otra dirección se han desarrollado técnicas para que las mujeres conozcan mejor su cuerpo y consigan disfrutar de orgasmos más frecuentes y prolongados. También se ha descubierto, lo que ya se sabía desde la antigüedad,
que nosotras eyaculamos. La ciencia no nos da todas las respuestas, pero se ha confirmado que una parte importante del placer sexual está relacionado con la actividad cerebral. El cerebro es el órgano sexual más importante.
Finalmente, es muy importante la sensación que nos producen las distintas parejas personales. En otras palabras, el enamoramiento juega un papel fundamental. Mi sugerencia: no busquemos el punto G, ni hagamos distingos con los tipos de orgasmos, busquemos
nuestro placer.
En la 2 de TVE han puesto el domingo un programa sobre el punto G, todavía se puede ver en televisión a
la carta. No te lo pierdas.