Tengo la impresión de estar dentro de uno de esos círculos del tiempo de José Luis Sampedro. Nos están volviendo
a invadir los Cien Mil Hijos de San Luis para reducir el papel de los estados e imponer el absolutismo de los mercados en nombre de los principios incuestionables del neoliberalismo
La Santa Alianza nació como baluarte contra las revoluciones, las democracias y el laicismo en el Congreso de Viena. En 1815, tras la derrota de Napoleón, se unieron Prusia, Austria y Rusia para
combatir el progreso y afianzar los valores conservadores. En1818 se unieron Inglaterra y Francia.
En 1823 Fernando VII, amparándose
en los principios del Congreso de Viena, pidió ayuda a Francia para restablecer el absolutismo después del Pronunciamiento de Riego, liberal, que lo había puesto en peligro. El duque de Angulema, al frente del ejercito (Cien Mil Hijos
de San Luis), entró en España para hacer prevalecer los valores del Antiguo Régimen.
Hoy como entonces tenemos que hacer
frente a la intervención, pero tenemos que hacerlo con las armas del presente y con nuevas ideas. Si antes los progresistas, las fuerzas del futuro, eran los liberales que se oponían al absolutismo, ahora tenemos que escudarnos contra los excesos
del neoliberalismo. Si antes unos estados invadían con sus ejércitos otros estados, ahora son los organismos internacionales, y en nuestro caso la UE, los que deciden sin necesidad de armas de fuego.
Tenemos que actuar contra esa doctrina económica que se otorga el valor de ciencia absoluta entronizando la macroeconomía y olvidando a las personas. El neoliberalismo no es
una ciencia, es una ideología al servicio de los poderosos, que con pretensiones de infalibilidad, tiene por objeto hacer más ricos a los ricos a costa de hacer más pobres a los pobres.